¿Puede mi coche conducir solo?
Ante las nuevas tecnologías que incorporan los vehículos y los continuos mensajes que llegan por parte de fabricantes y medios de comunicación, a muchas personas les queda la duda de hasta qué punto su automóvil puede conducir por sí mismo. Por eso, es importante clarificar todas las posibles cuestiones al respecto, pues el nivel de atención que un conductor ha de prestar a la carretera dependerá mucho de las funcionalidades que nos ofrezcan.
Para medir el grado de automatización de un vehículo, la Society of Automotive Engineers (SAE) ha creado una escala conocida como los 5 niveles de autonomía en la que se tratan de agrupar aquellas funcionalidades que ofrecen al vehículo un cierto grado de automatización. A día de hoy, esta escala es una mera guía de buenas prácticas en la que se emiten recomendaciones que a posteriori podrán ser adaptadas por cada país a su legislación. Pero como en la actualidad es la referencia básica comúnmente aceptada por todo el ecosistema, es la que vamos a analizar.
Así pues, en este artículo vamos a intentar explicar de forma sencilla como está construida esta escala para tratar entender de una vez por todas como funcionan estos niveles y que implicaciones tiene cada uno de ellos para el grado de atención y de toma de decisiones por parte de los conductores.
Nivel 0: Sin automatización de conducción
El nivel 0 es el punto de partida, el nivel más básico de todos y significa que el vehículo no tiene ningún tipo de automatización. Todo el trabajo lo tiene que hacer el conductor, desde mantener el control de la velocidad y la dirección hasta detectar obstáculos y tomar decisiones de conducción.
Aunque este nivel es el más común en los vehículos tradicionales, cada vez hay menos vehículos en el mercado que se encuadren en este nivel debido a la creciente popularidad de la automatización en la industria del automóvil.
Nivel 1: Asistencia al conductor
En el nivel 1, el vehículo tiene un sistema de automatización que puede ayudar al conductor en una sola función, como mantener el control de la velocidad (movimiento longitudinal) o mantener el vehículo en su carril (movimiento lateral). Sin embargo, el conductor todavía tiene que hacer todo el trabajo y estar atento a lo que sucede en la carretera, pues el vehículo no puede identificar objetos y eventualidades que aparezcan durante la conducción.
Aunque estos sistemas pueden ser útiles, todavía requieren una gran cantidad de atención por parte del conductor y están muy lejos de considerarse autónomos.
¿Qué añade este nivel respecto al anterior?
Únicamente el control del movimiento longitudinal o el lateral. Solo uno de los dos.
A destacar que el conductor tiene que estar pendiente de la carretera en todo momento, realizando una conducción activa, tomando decisiones continuamente.
Nivel 2: Automatización parcial de la conducción
El nivel 2 supone un paso adelante respecto al nivel 1 ya que el vehículo puede asistir al conductor en varias funciones. Por ejemplo, el sistema de automatización puede controlar la velocidad y mantener el vehículo en su carril, ambos a la vez. En este nivel, el conductor todavía tiene que estar atento y estar preparado para intervenir en caso de necesidad, pues el vehículo aún no es capaz de reaccionar ante objetos o eventualidades que se produzcan durante la conducción.
Aunque los vehículos que incorporan estos sistemas pueden ser útiles en situaciones de tráfico fluido, como puede ser el caso de una autopista, todavía requieren la atención continua del conductor y no son totalmente autónomos
La mayoría de las marcas que incorporan los últimos avances en materia de conducción autónoma a día de hoy están en este nivel.
¿Qué añade este nivel respecto al anterior?
Una conducción que incorpora tanto el control del movimiento longitudinal como el lateral, ambos a la vez.
A destacar que el conductor tiene que estar pendiente de la carretera en todo momento, aunque la conducción es mucho más confortable.
Nivel 3: Automatización condicionada de la conducción
Para entendernos mejor, podemos llamarla también Conducción automatizada bajo ciertas condiciones, siempre bajo supervisión humana.
El nivel 3 es donde empezamos a ver las verdaderas posibilidades de la autonomía del vehículo. En este nivel, el vehículo puede manejarse solo en ciertas situaciones, como en el tráfico en carretera, pero el conductor todavía tiene que estar atento y estar preparado para intervenir en caso de necesidad.
Aunque el vehículo en este momento ya es capaz de identificar objetos y eventualidades durante la conducción, el conductor todavía tiene que estar dispuesto a tomar el control en determinados contextos como son:
Siempre que el vehículo lo solicite por un fallo en el sistema (aviso que ha de producirse con el suficiente tiempo para que el conductor pueda prepararse para intervenir),
O Ante situaciones de emergencia o en condiciones climáticas adversas.
Este nivel de autonomía implica un gran avance respecto a los anteriores niveles; pero todavía queda muchísimo trabajo por hacer para conseguir que los vehículos sean totalmente autónomos.
¿Qué añade este nivel respecto al anterior?
El reconocimiento completo de los objetos y eventualidades que hay en la carretera.
A destacar que el conductor, en determinadas situaciones puede desatender ligeramente la conducción, sabiendo que tiene que estar dispuesto a intervenir de forma rápida ante cualquier fallo del sistema, emergencia o condición de meteorología adversa.
Para este 2023 ya empezaremos a ver modelos de automóviles que incorporen las funcionalidades necesarias para disfrutar de una conducción autónoma en ciertos escenarios. Mercedes por ejemplo es uno de ellos, en algunas autopistas alemanas y siempre y cuando el vehículo no supere los 60 Km/H.
Nivel 4: Automatización elevada de la conducción
Implica una Conducción autónoma que funcionará en la mayoría de las condiciones.
El nivel 4 es donde empezamos a ver una mayor autonomía del vehículo. En este nivel, el vehículo puede manejarse solo en la mayoría de las situaciones, pero todavía puede haber algunas circunstancias en las que el conductor tenga que intervenir. Por ejemplo, el vehículo puede ser capaz de manejarse solo en el tráfico en carretera y en situaciones más complejas como el tráfico urbano, pero todavía puede requerir la intervención del conductor ante condiciones climáticas adversas o en situaciones de emergencia.
El gran salto de este nivel respecto al anterior es la capacidad que tiene el vehículo de responder ante posibles fallos del sistema, lo cual permite al conductor un mayor grado de libertad, sin tener que prestar atención a la carretera salvo en las situaciones de emergencia o meteorología adversa.
Aunque todavía queda un largo camino por recorrer antes de que los vehículos sean totalmente autónomos, el nivel 4 supone un gran avance respecto a los anteriores y lamentablemente aún estamos muy lejos de poder disfrutarlo de manera generalizada.
¿Qué añade este nivel respecto al anterior?
El vehículo es capaz de ofrecer respaldo a la conducción en caso de problema en el sistema, conduciendo hasta un lugar seguro en caso de no poder continuar.
A destacar que el conductor no tiene porqué estar pendiente de la carretera, aunque deberá manejar el vehículo en casos de emergencia o situaciones meteorológicas adversas.
Nivel 5: Automatización completa de la conducción
Y por fin, la automatización total. El nivel 5 es el nivel de autonomía más avanzado y significa que el vehículo es totalmente autónomo y no necesita la intervención del conductor en ningún momento. Esto significa que el vehículo puede manejarse solo en cualquier situación, desde el tráfico en carretera hasta el tráfico urbano independientemente de las condiciones climáticas adversas.
Por expresarlo de una forma más gráfica, en los vehículos autónomos de nivel 5, ya no son necesarios ni el volante, ni la palanca ni los pedales.
Aunque a día de hoy todavía no existen coches en el mercado que se encuadren en este nivel de autonomía, muchos fabricantes de automóviles y empresas del sector tecnológico están trabajando en el desarrollo de tecnologías que les permitan alcanzar este objetivo, disponiendo de prototipos que nos permiten atisbar un futuro donde la movilidad será completamente autónoma, inteligente, sostenible e integradora.
Casos como los taxis autónomos de Waymo, o los pods autónomos de empresas como EasyMile, Navya, WestField… son buenos ejemplos de empresas que están apostando con mucha fuerza por este nivel y cuyos resultados ya podemos observar a día de hoy en entornos controlados como aeropuertos, parques tecnológicos o carreteras concretas; por citar solo unos ejemplos.
¿Qué añade este nivel respecto al anterior?
El vehículo es capaz de reaccionar ante cualquier situación, independientemente de las condiciones climáticas o de las situaciones de emergencia.
A destacar que ya no es necesaria la presencia del conductor y por ello el coche puede prescindir del volante, los pedales y la palanca.
Conclusión
Los 5 niveles de autonomía de la conducción autónoma nos permiten comprender de una forma rápida el grado de avance de los sistemas de autonomía que incorpora un vehículo, entendiendo perfectamente el papel que desempeñará la máquina y por tanto la responsabilidad del conductor ante las distintas situaciones.
Como se puede intuir, las tecnologías incluidas en los distintos vehículos hacen que en la actualidad convivamos con diferentes niveles de autonomía, por lo que es crítico que nos aseguremos de ofrecer una formación adecuada a los conductores para mejorar la seguridad vial, aprovechar al máximo todas estas tecnologías y por tanto, reducir el número de accidentes.
De este modo podremos responder de forma sencilla a la pregunta inicial: ¿Puede mi coche conducir solo?
No te olvides de dejarme tu opinión.
¿Tienes un coche que incluye alguna de estas funcionalidades?
¿Qué beneficios le observas?
¿Cuánto ha cambiado tu forma de conducir?